Entrevista al traductor de Lacan

Por Renato Andrade

Asociado de la NEL - Lima

Enric Berenguer, psicoanalista del Campo Freudiano y traductor al español de varios de los seminarios de Jacques Lacan, visitó Lima en noviembre del 2007 para dictar, por segunda vez, un seminario preparatorio al Congreso Mundial de Psicoanálisis, que se realizará en mayo, en Buenos Aires. Asimismo, animó y condujo las Segundas Jornadas Clínicas de la Nueva Escuela Lacaniana de Lima. Este es un extracto de la conversación que La Bella Carnicera sostuvo con él.


LBC: ¿Cómo ha sido para ti la experiencia de traducir al español los seminarios de Lacan?

EB: ¡Ha sido una experiencia apasionante! Aunque no puedo llamarme el traductor de Lacan porque ahora los otros seminarios se están traduciendo en Buenos Aires. Ha sido muy importante para mí porque la idea de traducir fue fundamentalmente leer todo. Tendemos a leer los seminarios de Lacan parcialmente, y para mí como traductor se trató de una lectura obligada en la que no puedes dejar pasar ningún detalle, una especie de “elaboración forzada” que te obliga a leer todo y no solamente aquello que resulta más sencillo. Tenemos tendencia a recorrer los textos y coger lo que nos resulta más fácil, más inteligible, o lo que nos resuena más, y realmente para mí ha sido la experiencia de una lectura integral. Te pones a traducir y siempre hay cosas que no acabas de entender, pero para traducir, si no entiendes, traduces mal, entonces esa parte que no entiendes la tienes que resolver.

LBC: ¿Cómo así te llegó esta tarea?

EB: La verdad no recuerdo, pero sea como sea, la decisión era de Jacques-Alain Miller y lo tomé como una confianza que tuvo, para mí, efectos de formación. Muchas veces escucho lecturas de la obra de Lacan en las que se dejan pedazos importantes. Lo que yo he aprendido es que no hay nada que dijera Lacan que no sea importante.

LBC: ¿Cuál es la clave para leer a Lacan?

EB: La clave para leer a Lacan es leer todo y hacer el esfuerzo por encontrar la lógica de su discurso, de su texto, tomárselo en serio y no rehuir las dificultades, pues en la dificultad está lo importante. Darse cuenta que las dificultades que uno encuentra en la lectura son las dificultades que el propio Lacan encuentra en su esfuerzo. Lacan está siempre luchando contra un problema, tratando de articular algo de un real al que se enfrenta. En vez de situarnos nosotros en el registro de la impotencia, ¡no entiendo!, hay que ver que esa dificultad es a la que Lacan se enfrenta; entonces, la dificultad es una brújula. Todo seminario o escrito de Lacan gira en torno de una dificultad, aquella que Lacan encuentra en su esfuerzo por pasar al formalismo algo de lo real. Se trata de circunscribir la dificultad como la brújula misma de cada seminario.

LBC: ¿Cuál es tu relación con los textos de Freud?

EB: A veces la gente considera los textos de Freud fáciles, y son particularmente difíciles, hay que tomarlos en serio. Hay una coincidencia con Lacan, y es que Freud siempre ubica sus textos con respecto a un problema, se trata de una “honestidad intelectual” en la que nunca oculta(n) el problema. A su manera, Freud tiene la noción de un real que se escapa a las categorías, Freud nunca “etiquiza” los conceptos, sabe que hay un límite en lo que los conceptos pueden decir de algo que él no nombra como lo real, pero que nosotros traducimos así con Lacan. Yo creo que allí hay una posición epistémica-psicoanalítica que comparten.

Yo me metí en el psicoanálisis porque me tropecé con un texto de Freud, tenía 14 años y para mí fue muy importante, un descubrimiento, justamente, fue el encuentro con un texto…

LBC: ¿Cuál fue?

EB: Pues mira, Psicopatología de la vida cotidiana. Para mí fue descubrir un punto de vista radicalmente distinto de todo lo que había podido pensar hasta entonces. Yo era muy joven, pero sí que tenía cierta sensibilidad por la lectura, y allí vi que había un punto de vista radical, que había una cierta epistemología –en los términos en los que a los 14 años lo podía entender-. Yo lo vi así, era un punto de vista radicalmente distinto sobre la vida humana. En el psicoanálisis descubrí esta radicalidad, radicalidad frente a la que no siempre estamos a la altura, pero que está ahí, y yo pienso que Lacan es el que toma el relevo de Freud en esta radicalidad. Hay algo que es del orden de lo real, que está ahí, que es un imposible con el que hay que vérselas, enfrentarse, sin creer en las ilusiones. Freud tiene la idea -escribe El porvenir de una ilusión- de que los hombres nos construimos ilusiones para velar algo de lo real, sólo que le da a este real nombres muy distintos que Lacan. Lacan, en ese sentido, está en la misma posición, mostrar que hay una serie de ilusiones que tapan el agujero de lo real. Para mí siempre ha sido el mismo vector. Todo esto lo pude entender luego, a partir de Miller, que es realmente un comentario epistemológico; la epistemología de Lacan está explicitada en Miller. Hay una diferencia absoluta entre esta y otras lecturas de Lacan: la de Miller es una lectura en la que se puede ver el fundamento epistemológico propio del psicoanálisis tanto en Lacan como en Freud, es una lectura fuerte que parte de esta idea, de qué es todo Lacan. Antes de que llegara Miller con su lectura sistemática, cada uno cogía, justamente, el trocito que más le gustaba; y yo como traductor comparto la lectura de Miller. Cuando asumió la responsabilidad de establecer el texto de El Seminario, él tuvo que asumir todo, los 30 años de enseñanza de Lacan, y asumió la responsabilidad de poner todo eso. No es una cuestión simple de no, me quedo con este Lacan; no, me que con… Hay que tener esto en cuenta para entender las transformaciones, cómo se pasa de una cosa a la otra, por qué en un recorrido cada elemento es absolutamente fundamental para entender el resto, sino, no se entiende nada.

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