Entrevista a Jaris Mujica

Por Juan Carlos Ubilluz

A continuación presentamos una conversación con Jaris Mujica en torno a su primer libro: Economía Política del Cuerpo: La Reestructuración de los Grupos Conservadores y el Biopoder. La importancia de este libro radica en que su rigor nos permite atravesar ciertos mitos que tenemos sobre los grupos conservadores y su accionar en el país.

Jaris Mujica es antropólogo y egresado de la Maestría en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido ganador de varios premios de investigación y ensayo, entre los que destacan el Premio SUR (2004), Premio Nacional del Congreso de la República (2004), Premio a la Investigación de la DAI (2004), Beca de investigación GRADE - Fundación Ford (2005), entre otros. Asimismo, ha publicado diversos artículos de investigación alrededor de la antropología política, el poder, el crimen y la trasgresión. Actualmente, comparte su labor docente entre la Pontificia Universidad Católica y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

¿Cómo crees que ha cambiado el rol de los conservadores en la sociedad peruana en los últimos 50 años?

Algo que me parece central del proceso, es que hay una suerte de ruptura de la correlación entre los grupos conservadores y la formalidad del estado. Entrados los años 90, esta ruptura se da en 4 niveles. Primero, una expansión evidente de la democracia, no necesariamente de la práctica, pero sí en la forma, el estado trata de ser democrático en la medida de lo posible. El segundo cambio, el auge del neoliberalismo reestructura las antiguas formas de producción capitalistas en nuestro país. El tercero, el cambio central, el aumento en la popularidad de los Derechos Humanos, al menos al nivel del discurso. Por último, el mercado y los medios de información han abierto un mundo donde la iglesia ya no tiene la única potestad.

Estos cuatro conceptos obligan a un cambio de los agentes de poder. Los conservadores, que hace 40 años dominaban las escenas económica y política, enfrentan ahora a un arrabal de nuevos sectores y pierden hegemonía, pero no la pierden en su totalidad. En cualquier caso, estos cambios llevan a los conservadores a reestructurar sus estrategias y aparatos discursivos. A fin de recuperar el poder perdido, se ven obligados a adecuarse a los nuevos tiempos. Los conservadores de hoy no son necesariamente fundamentalistas, extremistas, o psicóticos que defienden un status quo monárquico: ellos están adaptándose a los nuevos tiempos y adoptando un discurso abierto, móvil, fluctuante.

También dices en tu libro que los grupos conservadores ya no consideran que la iglesia sea la única vía de llevar a cabo su agenda política.

Ésta sería una de las cosas más importantes. Hace unas décadas la iglesia tenía esta correlación normativa con el estado, y el estado producía leyes en gran medida determinadas por la moralidad de la iglesia. Pero luego la iglesia ya no puede controlar moralmente al estado y pierde su poder hegemónico de producción de moralidad política. Lo conservadores se dan cuenta de esto y entonces consideran la necesidad de penetrar el poder legislativo, la necesidad, es decir, de ingresar también a la política formal.

¿Cuáles serían los grupos encargados de penetrar el poder legislativo en el Perú?

En el Perú hay un grupo dedicado a la labor de lobby parlamentario, asesoría a congresistas, trabajo en producción de leyes, que es el PRI (Population Reserch Institute), que tiene su oficina latinoamericana en Lima y tiene su sede principal en los Estados Unidos, con financiación millonaria. Es gracias a este grupo que, en el periodo anterior, entran al congreso Elvira de la Puente, Rafael Rey y Luís Solari. Otro grupo es CEPROFARENA (Centro de Promoción Familiar y Regulación Natural de la Natalidad) que tiene entre sus miembros al ex ministro Solari, que se encarga de producir leyes desde la formalidad del aparato medico, del Ministerio de Salud, del colegio medico, o de plantear, por ejemplo, normas éticas desde el comité de ética del colegio medico o el colegio de obstétricas. Y un tercer grupo es ALAFA (Alianza Latinoamericana para la Familia), que tiene un interés cada vez más fuerte en penetrar en el Ministerio de Educación

En tu libro, dices que estas instituciones funcionan en red y no necesariamente tienen una estructura central.

El Opus Dei sigue funcionando como el productor simbólico en moralidad. Tiene además una función de burocracia política en la iglesia ya que es el poder que está relacionado directamente con el estado, recordemos que tenemos 11 obispos Opus Dei en el Perú, casi la mitad de los obispos. Además hay muchos actores de la política formal, de la economía, que pertenecen al Opus Dei, que han pertenecido al Opus Dei, que vienen de familias Opus Dei, de colegios o universidades Opus Dei. El Sodalicio, en cambio, está encargado de la labor pastoral, de atraer a jóvenes, niños, adolescentes, mujeres, adultos. Tiene una presencia masiva en la clase media y cada vez más en los sectores populares.

Tu libro discute además la influencia de EE.UU. en los grupos conservadores en el Perú y Latinoamérica. Si no hubiera el apoyo monetario de ciertas entidades norteamericanas, ¿caerían los grupos conservadores en el Perú?

Probablemente sí, aunque hace falta estudiar más a fondo el vínculo. Los 2 grupos conservadores más importantes son CEPROFARENA y PRI, que son filiales de dos instituciones norteamericanas importantísimas en el mundo entero, que tiene sedes en medio mundo. El PRI, por ejemplo, tiene sedes en toda América, África y en Asia… Tiene aparentemente un “gran capital” en los EE.UU., sobre todo en los estados sureños, y tiene una gran influencia en el parlamento norteamericano, sobre todo con congresistas de la cámara alta y la cámara baja, gente de ultraderecha, muchos de ellos tirados a movimientos neofascistas o racistas, como el Ku Klux Klan, por ejemplo.

¿Hay coordinaciones entre estas instituciones o crees que actúan de manera espontánea?

Desde el 2005 hay una conexión formal, a partir del Segundo Congreso Internacional. El primero fue en Madrid y el segundo en Lima. El Perú es un eje de los movimientos conservadores en América. No es un punto más, es un centro de formación, y en Sudamérica es el bastión del movimiento. En América del Norte, es México. Lo interesante es que en Perú se han formalizado desde el 2005 con “La Declaración de Lima”, donde dicen que ahora van a trabajar juntos, con objetivos comunes y una agenda común. Entonces ya no es simplemente espontaneidad, hay un ordenamiento formal, consciente y muy inteligente. Hay que reconocer que saben hacer lo que están haciendo, son gente bien formada, inteligente, serios académicos, conocen las leyes, la economía.

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